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MÉXICO

Guadalajara se estableció por primera vez en 1532, en lo que hoy es el estado mexicano de Zacatecas, por Juan de Oñate, actuando en nombre de Nuño de Guzmán, famoso por su sangrienta conquista del oeste de la Nueva España y su esclavización ilegal de los pueblos indígenas de la región. La resistencia indígena resuelta obligó a los colonos españoles a trasladarse a Guadalajara en tres ocasiones, la última de las cuales después de que los ejércitos indígenas asediaran la tercera Guadalajara durante la Guerra Mixton (1540-1542). Luego de que el virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza interviniera para pacificar la región, la asediada ciudad se trasladó a su cuarta y actual ubicación en el Valle de Atemajac. Los africanos, libres y esclavizados, participaron en todos estos esfuerzos de colonización española y algunos escaparon a los pueblos indígenas.

En 1560 Guadalajara se convirtió en sede del obispado de Nueva Galicia, así como de la segunda Audiencia Nacional de todo el virreinato de Nueva España. En 1577, el ayuntamiento escribió al Real Consejo de Indias solicitando permiso para importar 500 esclavos africanos. Inventarios y testamentos de las últimas décadas del siglo XVI documentan la presencia de africanos con etnónimos como Bran, Biafara y Terranova.

La extracción de plata y la ganadería por parte de trabajadores indígenas y africanos contribuyeron al crecimiento de la región y en 1560 Guadalajara se convirtió en sede del obispado de Nueva Galicia y de la segunda Audiencia Nacional del Virreinato de Nueva España. En 1577, cuando la población nativa se desplomó, el ayuntamiento escribió al Consejo Real de Indias solicitando permiso para importar 500 esclavos africanos, muchos de los cuales probablemente estaban destinados a las minas y molinos de plata de la región. Inventarios y testamentos de las últimas décadas del siglo XVI documentan la presencia de africanos con etnónimos como Bran, Biafara y Terranova.

A principios del siglo XVII, el obispo Alonso de la Mota y Escobar escribió que los habitantes de Guadalajara empleaban como sirvientes a “esclavos mulatos y negros, que al día de hoy suman más de quinientos, sin contar otros de este linaje que son libres”. Es difícil calcular la población de Guadalajara para este período, sin embargo, un censo incompleto de la parroquia Sagrario, la única en la ciudad en ese momento, indica que a mediados de siglo aproximadamente el 20% de los comulgantes eran negros y mulatos esclavizados. El mismo censo registró que el 10% de los feligreses de Guadalajara eran negros y mulatos libres, lo que significa que hasta el 30% de los habitantes de Guadalajara probablemente eran de ascendencia africana. La mayoría eran artesanos como zapateros, sombrereros, herreros o sastres. Estos afrodescendientes tomaron un papel activo en la vida religiosa de Guadalajara a través de la membresía en hermandades católicas y otras corporaciones religiosas.

Los afrodescendientes mantuvieron su relativa importancia demográfica en Guadalajara a lo largo del siglo XVIII. El primer censo oficial del Virreinato en 1777 reportó 19,192 habitantes en Guadalajara, de los cuales el 37.5% eran mulatos. El censo virreinal de 1793 contabilizaba en Guadalajara 24.768 habitantes, de los cuales el 26,3% eran mulatos. Con el tiempo los afrodescendientes en Guadalajara alcanzaron posiciones de algún estatus social más alto como plateros y sacristánes, entre otros, y con los cambios políticos e ideológicos de finales del siglo XVIII y principios del XIX, abandonaron adscripciones sociales más antiguas. La 1821-1822 de Guadalajara reportó que solo el 2% de los 38,021 habitantes de la ciudad se identificaban como mulatos.

Probablemente no haya mejor manera de estudiar estos procesos que a través de los registros sacramentales. La colección SSDA digitalizada en la Parroquia Sagrario Metropolitano de Guadalajara conserva los documentos más antiguos sobre la vida de los afrodescendientes de Guadalajara. La colección está compuesta por 102 libros sacramentales, incluidos bautismos, matrimonios, entierros y confirmaciones desde finales del siglo XVI hasta el XIX, así como 199 archivos matrimoniales adicionales de los siglos XVIII y XIX.

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